miércoles, 1 de noviembre de 2017

Red de riego en San Juan, Argentina. 
Dique San Agustín, Valle Fertil

Dique Cuesta del Viento, Iglesia
Dique Caracoles, Ullum

Embalse Dique de Ullum, Ullum

Embalse Dique Ignacio de la Roza, Rivadavia

VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE RIEGO POR SURCOS 

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VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE RIEGO POR INUNDACIÓN 

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VENTAJAS Y DESVENTAJAS DEL RIEGO POR                       ASPERSIÓN 

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         VENTAJAS Y DESVENTAJAS DEL RIEGO POR GOTEO.

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          Ventajas y desventajas de la agricultura de riego.

De los métodos de riego en la agricultura, los más utilizados hasta el momento son el riego por 
aspersión y el riego de superficie. 

 El riego de superficie  es uno de los más ineficientes y es empleado, en general, por pequeños agricultores

 quienes no pueden acceder a equipos hidráulicos complejos, pero que predominará hacia 2030, a pesar de ser

 un sistema que consume mucha agua y en ocasiones causa problemas de anegamiento y salinización. 
El riego por aspersión se emplean el riego por goteo y el riego subterráneo, dos tipos de riego localizado, cada vez más populares por su mayor eficacia al aplicar pequeñas cantidades de agua en sitios localizados como las raíces de los cultivos, lo cual permite la reducción en el consumo del vital líquido.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) asegura que los resultados obtenidos en muchos países demuestran que los agricultores que han decidido cambiar su sistema de riego en surcos o de aspersión por uno de riego por goteo, disminuyeron su consumo de agua entre 30 y 60 por ciento.
Con base en este resultado, se prevé que el riego por goteo y el subterráneo probablemente serán las tecnologías que aplicarán a futuro en los países en desarrollo, donde la mano de obra es abundante y los recursos financieros escasos, asienta el organismo internacional en el documento Agua y cultivos. Logrando el uso óptimo de agua en la agricultura.
El riego por goteo es un sistema que tiene la ventaja de incrementar los rendimientos de los cultivos, debido a que las plantas reciben la cantidad de agua necesaria y ello reducir la salinización de suelos. Empero, aun cuando esta tecnología es simple, requiere de cierto nivel de inversión y un mantenimiento cuidadoso.
El costo de un sistema de riego por goteo aún es demasiado alto para la mayor parte de los pequeños productores, su precio oscila entre los 1,200 y 2,500 dólares por hectárea (ha), en Estados Unidos, lo que representa unos 25 mil pesos mexicanos.
La FAO plantea en el documento que el riego suplementario y a pequeña escala, tanto tradicional como moderno, podrían desempeñar un papel importante en el incremento de la productividad de las áreas de temporal.
Esto se puede lograr utilizando tecnologías como las bombas de pedal, que permiten a los agricultores de escasos recursos manejar sus propios sistemas de acuerdo con sus necesidades y también a través del bombeo de agua con pequeños motores diesel o eléctricos que suelen ser más económicos que los proyectos a gran escala.
Predomina temporal
En el mundo predomina la agricultura de temporal, la cual “se practica en 83 por ciento de las tierras cultivadas y produce más de 60 por ciento de los alimentos del mundo”, según datos de la FAO.
En las regiones tropicales con escasez de agua, “la agricultura de temporal es practicada en más de 95 por ciento de las tierras cultivadas, pues en estas zonas el riego convencional de cultivos para la producción de alimentos resultaría muy costoso y apenas justificable en términos económicos”, apunta el organismo.
La tecnología de riego, a pesar de ser una de las actividades más subvencionadas del mundo, no se ha desarrollado rápidamente debido a que sus costos económicos y ambientales siguen siendo muy altos. “Los agricultores adoptarán tecnologías de riego que ahorren agua si tienen incentivos, siendo uno de los más importantes el aumento del precio del agua de riego”, indica la FAO.
Los costos ambientales de las zonas regadas son altos. A menudo el riego intensivo produce anegamiento y salinización de las tierras; lo cual no repercute en el precio de los alimentos.
El reporte indica que “alrededor de 30 por ciento de las tierras regadas están moderada o severamente afectadas”. También advierte que anualmente el área de riego se está reduciendo entre 1 y 2 por ciento a causa de la salinización de los suelos.
La FAO reporta que aproximadamente 30 millones de has se encuentran seriamente afectadas por la salinidad y se estima que cada año se pierden 500 mil has para la producción agrícola debido a este problema.
El organismos internacional considera que la reducción de la carga contaminante de las aguas residuales de fincas, industrias y áreas urbanas, permitiría su empleo en los sistemas de riego, al considerar que el valor de estos afluentes como fertilizante es tan importante como el valor del agua.
Pero concluye que aun siendo optimistas sobre el aumento de la productividad agrícola, la eficacia del riego, y la expansión del regadío “se espera que en los países en desarrollo en 2030 la agricultura bajo riego necesitará 14 por ciento más de agua. Lo cual requerirá una capacidad de embalse adicional de unos 220 kilómetros cúbicos”.


El riego en la provincia de San Juan, Argentina: su dinámica institucional en los últimos dos siglos.

El entorno natural y la agricultura.

La provincia de San Juan se ubica en la región centro-oeste de Argentina y su geografía se caracteriza por tener 80 % del territorio ocupado por serranías y cordones montañosos. El clima es desértico y con amplias variaciones térmicas entre el día y la noche. Las precipitaciones son escasas, con un promedio de 95 mm anuales en el área con mayor superficie agrícola. Esta limitación natural ha llevado a que los asentamientos humanos se desarrollaran en torno a las áreas regadas, creando unas economías de oasis en los distintos valles localizados a lo largo de ríos y arroyos. El origen del agua se encuentra en el deshielo de la nieve de las altas cumbres de la Cordillera de los Andes, la cual forma un límite natural al oeste de la provincia, en límite con Chile. El oasis más importante por su disponibilidad de agua y suelos es el Valle de Tulúm, el cual forma el principal espacio poblacional y económico junto con los valles vecinos Ullúm y Zonda. El agua para riego proviene de la cuenca del río San Juan, que es el cauce más importante de toda la región. El segundo valle en importancia es de Jáchal, al norte de la provincia y regado con aguas del río homónimo. Existen también valles de altura encajonados entre la Cordillera de Los Andes y la pre-cordillera, pero de reducida superficie.
A causa del régimen climático árido, en la provincia de San Juan la agricultura necesita del riego durante todo el ciclo biológico de los cultivos. La superficie agrícola es 102 688 ha (DH, 2007), de las cuales 89 118 son regadas con agua distribuida por la red de riego y las 13 570 ha restantes solo con agua subterránea mediante extracciones privadas.
Los cultivos de mayor importancia son la vid y el olivo, con 50 y 17 % de la superficie, respectivamente; luego siguen las hortalizas, con 9 % de la superficie cultivada; las pasturas (principalmente alfalfa), con 7 %; y los frutales, con 6 % (DH, 2007). A partir de 2001, la vid cambió su tendencia a la disminución del área cultivada respecto a los datos de finales de los años noventa. Hasta entonces, la superficie había permanecido constante y el número de viñedos se había reducido considerablemente. El olivo, por su parte, experimentó un incremento de casi 300 % entre 1990 y 2007. Frutales como ciruelos, duraznos y nogales también experimentaron un crecimiento en este período, pero datos recientes indican que la superficie cultivada con los mismos ha vuelto a descender. Muchos de estos cambios han sido atribuibles a la Ley de Promoción Agrícola (conocida como "Ley de Diferimientos Impositivos"), que permitió el aumento del área de varios cultivos, así como la reconversión varietal de las vides tanto para consumo en fresco como para vinificar. Los cultivos hortícolas, casi todos anuales, ocuparon una superficie 18 % menor en 2007 respecto a 2003.
Por el tipo de suelo y su formación en los diferentes valles, sólo 2.4 % del total de la superficie provincial cuenta con tierras aptas para el desarrollo agrícola. Esto significa unas 220 000 ha. De éstas, aproximadamente 160 000 ha con derecho a riego están empadronadas, de éstas, se cultivan un poco más de 89 000 ha, representando 56 % del mencionado padrón (DH, 2007). Los recursos hídricos más importantes en la provincia son los que aportan los ríos San Juan y Jáchal. Ambos cauces provienen de las aguas de deshielo de la alta montaña, por lo que su derrame es mínimo en invierno y máximo en verano, necesitando de manera inevitable su regulación a través de embalses.